Ansiedad

La Ansiedad[1] ha sido definida como la sensación desagradable que experimenta la Persona ante algún tipo de amenaza inminente. Íntimamente relacionada con los procesos de estrés, se caracteriza en nuestro entorno por una respuesta desproporcionada de nuestro Sistema Simpático ante un ritmo de vida desnaturalizado y percibido por nuestros sistemas homeostáticos como un riesgo constante para nuestra integridad, obligando a dichos sistemas a una constante labor de adaptación a un medio que se considera hostil.

Uno de los mecanismo por los cuales nuestra psique consigue aminorar esa sensación de angustia es mediante la elevación, cuanto mas rápida mejor, de los niveles de glucosa disponibles en nuestro torrente sanguíneo, es por ello que los dulces, el chocolate, y toda esa larga lista de apetencias que se nos despiertan cuando estamos nerviosos, agitados, o simplemente aburridos, calman y mejoran nuestro estado de ánimo de forma tan rápida como poco duradera. Ese ascenso y posterior caiga de nuestro índice glucemico esta íntimamente relacionado con una cierta inestabilidad emocional que sostendrá y potenciará la sensación de ansiedad, que hallará una fácil pero peligrosa forma de alivio en una nueva ingesta de alimento, normalmente con escasos nutrientes aprovechables pero con un alto contenido en azucares.

Otro mecanismo de afrontamiento de los cuadros ansiosos, nada infrecuente en nuestra sociedad, es el consumo de diferentes sustancias, la gran mayoría de ellas con potencial de abuso y dependencia, que pueden ir desde el alcohol, el tabaco y toda la gama de las benzodiacepinas,  fármacos antidepresivo, hipnóticos, ansiolíticos, etc.. que se han popularizado enormemente y son empleados diariamente por muchas personas, con o sin recete médica, para paliar, que no curar, trastornos tan variados como ansiedad, nerviosismo, bajo estado de animo, dolores musculares y articulares, problemas digestivos y un largo etcetera. Esta sorprendente variedad de patologías medicalizadas bajo unas pastillas similares responde al paradigma, muy instaurado en las últimas décadas en la Medicina Occidental, de que el origen de todos esos problemas es el mismo: los desequilibrios emocionales.

La Sabiduría Médica Oriental ya reflejaba estos desequilibrios en sus textos antiguos hace 3000 años, y los englobaba dentro de los trastornos del Shen, parte de la energía vital que gobernaba toda la esfera psíquica y emocional de la Persona y que depende directamente del Corazón, la energía del cual comanda y coordina el resto de los sistemas orgánicos.

En la línea definida, en tanto disminuyamos los niveles de estrés de la Persona, rebajemos su ansiedad y facilitemos el equilibrio de los neurotransmisores implicados, ello disminuirá progresivamente la necesidad y apetencia, en ocasiones compulsiva, de productos normalmente poco saludable y nada nutritivos, resultando mucho mas cómodo el seguimiento de unas pautas de nutrición que aseguren las auténticas necesidades de la Persona sin renunciar al disfrute que nos aporta la buena comida.

¿Como reduciremos la ansiedad?

• A través de la serena conversación con la Persona la ayudaremos en la toma de conciencia de que aspectos de su vida, sus circunstancias, y sobre todo en como Ella reacciona ante todo cuanto le rodea y le sucede.
   
• A través de la Acupuntura, y el masaje si procede, reequilibraremos el sistema energético de la Persona y trataremos específicamente la simpaticotonia predominante en su sistema nervioso, relajando todo el sistema musculo esquelético y tranquilizando emocionalmente a la Persona.
   
• Fundamental nos resultará en estos tratamientos la implantación de semillas en el pabellón auricular para reforzar y mantener el mensaje dirigido a nuestro sistema nervioso y energético.
   
• En atención a la Naturaleza específica de cada caso podremos apoyar el proceso con infusiones de plantas, desde el hipérico, hasta la pasiflora, pasando por la melisa o el tilo, dependiendo de cada situación.
   
• Particularmente útiles se han demostrado para el acompañamiento de estos procesos determinadas fórmulas de esencias florales. Flores de Bach como Agrimoni, o la Star of Belen especialmente combinadas con la tipológica que corresponda en cada caso.

[1]Tratada como síntoma y como trastorno en otros artículos por considerarla causa y origen de otros desequilibrios.